INSTITUCIONES EDUCATIVAS
La vida en la Institución Educativa se cumple en forma sumamente amena y variada. La multiplicidad de sus expresiones armoniza con el constante dinamismo del niño cuya vitalidad no admite quietud.El espíritu infantil está hecho de vivencias cuya característica es una evolución pujante, vigorosa, capaz de manifestarse en múltiples formas.
El maestro debe conocer a fondo las peculiaridades del espíritu infantil, de modo que la tarea educativa se desenvuelva en armonía con aquel dinamismo, procurando encauzar sus expresiones, frenando las que fueran inconvenientes y estimulando las buenas.
Muchos son los medios de que puede servirse el maestro para lograr mejor los objetivos de la Educación que, en último análisis, consisten en cultivar la personalidad del niño mediante el estímulo de sus propias tendencias e inclinaciones buenas y la inhibición o sublimación de aquellas otras que fueran inconvenientes. El niño no puede hacerse hombre a imagen y semejanza de su maestro; éste puede ufanarse de haber educado bien a sus alumnos cuando haya asesorado la formación integral de ellos conforme a las propias peculiaridades de su idiosincrasia, La educación no es un racero que mide y traza el alma del niño con línea firme y monótona; es el proceso vigilante y adecuado que encauza la formación del niño dentro de sus propias características. Ya que el niño tiene oportunidad de constituirse en actor en la Institución Educativa contribuyendo mejor al buen funcionamiento de ésta como un eficaz elemento activo.
